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Hoy es posible decirle adiós al estrés. Los problemas de todos los días no tienen que destruir nuestras vidas porque contamos con el poder para vivir por encima de los conflictos y hacer frente a cada uno de ellos exitosamente. ¿Cuál es esa fuerza que nos permite lograrlo? Eso es lo que trataremos a continuación en este artículo. En el mercado encontramos diversas opciones que resultan atractivas y ofrecen beneficios a corto plazo: El yoga, ejercicios de respiración, la acupuntura, la hipnosis, etc. Sin embargo, la práctica de estas terapias aunque prometen reducir los niveles de estrés al mínimo, no pueden brindarte la garantía de una vida plena en lo personal y familiar ni asegurar tu éxito ante los retos que se te presentan. Dios ha provisto para nosotros una solución que nos habilita para mucho más que controlar y atenuar los efectos del estrés. En Cristo, Él nos ha equipado con el poder para permanecer anclados en el verdadero reposo creyéndole a Él. Su propuesta no consiste únicamente en que tengamos ratos de alivio de nuestras ansiedades o ciertos momentos de relajamiento; se trata de la posesión total de la vida anti-estrés a la cual tenemos acceso.
¿Te imaginas? Tú y yo podemos ser libres de las preocupaciones que las actividades de la vida diaria nos impone y aprender a mantenernos inconmovibles ante el estrés laboral, el estrés escolar, el estrés postraumático y todo aquello que se pueda sumar a esta lista. El Salmo 23:4 dice: «Tu vara y tu cayado me infundirán aliento». Estas dos herramientas, la vara y el cayado del pastor, representan la ayuda oportuna que Dios provee fielmente para sus hijos en momentos de peligro ó necesidad a fin de que podamos perseverar en libertad absoluta. Por ejemplo: Con la vara, el pastor ahuyenta ó mata a los animales de rapiña, pero también con esta hace volver a las ovejas andariegas cuando se salen del camino. El cayado es un bastón usado en las caminatas cuyo rítmico toque al suelo tranquiliza las ovejas y sirve como palanca para levantar a aquellas cuando han caído evitando así que sean presa de lobos ó mueran por agotamiento en horas de calor. Esto nos revela el carácter de Dios como nuestro oportuno socorro y su eficaz intervención en nuestras debilidades, para levantarnos, sostenernos y fortalecernos con Su poder. Es por la provisión de Dios en nuestras vidas que podemos expresar en todo tiempo: «Yo estaré confiado, aunque contra mí se levante guerra». En este estado, todo nuestro ser (espíritu, alma y cuerpo) pueden manifestar consistentemente el descanso que el Pastor ha determinado para nuestra vida, haciendo realidad la Escritura que dice: «Los que confían en el Señor son como el monte de Sion que no se mueve sino que permanece para siempre».