Este blog tiene ahora un nuevo sitio. Haz click aquí para verlo.
Recuerdo que cuando era pequeña escuchaba a mi mamá decir: “Al mal tiempo, buena cara”. En ese entonces, no comprendía el significado de estas palabras, aunque ahora me doy cuenta de la importancia de nuestra actitud cuando enfrentamos tiempos difíciles. Esto mismo, es algo que los expertos confirman y lo explican por medio de lo que llaman la Regla 10/90, que dice que la vida consiste en un 10% de los eventos que ocurren y un 90% es definido por nuestras respuestas hacia estos. Sin embargo, la realidad es que a la hora de los “trancazos” hace falta algo mas que una actitud positiva para salir con éxito de la crisis. Cuando las circunstancias se salen de nuestro control ó no van de acuerdo a lo planeado, encontramos que necesitamos de un ancla para no dejarnos arrastrar por la preocupación, tristeza y ansiedad. ¿De qué se trata esto?
El Salmista se hace esta misma pregunta: “Y ahora Señor, que estoy en medio de semejante situación ¿Qué voy a esperar para salir de esta?” La respuesta nos presenta la clave: “Mi expectativa está en ti”. (Salmos 39:7) Dios es nuestra esperanza y nuestra posibilidad, no tan solo para ser rescatados, sino para vivir en reposo permanente. Solo El nos ofrece la paz que sobrepasa todo entendimiento, produciendo que nuestro corazón no se aturda ni tenga miedo. Por lo tanto, es ubicando correctamente nuestras expectativas, que evitaremos caer en la tácticas destructivas que producen el estrés, la frustración y depresión. ¡Nuestra esperanza no será avergonzada cuando es depositada en el Padre Celestial!